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“Despertar en un mundo
mejor”
Débora Gomis trabaja
en su showroom, respaldada por un patio lleno de plantas y luz. En su oficina
se pueden ver los modelos de indumentaria para niños de muy buena calidad, muy
bien confeccionados, con excelente diseño, con bordados, estampas y diferentes textiles
siempre de la mejor calidad.
Recorriendo el lugar conozco a la diseñadora y la encargada
de producción. Hay un depósito de telas, es una verdadero emprendimiento que va
viento en popa.
Pero detrás de éste éxito Débora, como muchas de nosotras, tiene
su historia, la historia de Cenicienta?, yo diría que sí, porque tras una largo
período que describiremos más abajo, ella despertó con su zapatito mágico a medida
El Arca de Noé.
Contarme qué
estudiaste
Yo soy de La Plata pero me fui a estudiar a la Uba en Buenos
Aires y me recibí de diseñadora textil,
como no tenía laburo empecé a tejer en telar, yo tejía en telar desde antes de recibirme,
tengo un telar de cuatro cuadros…
¿Y dónde lo
ponías?,¡¡ eso ocupa media habitación!!
En casa. Si ocupa una habitación entera, porque además era
con cuatro cuadros, con pedales. Hice un curso en Brasil y me dediqué a eso
durante dos temporadas tejía sin parar y me iba a Bariloche, dejaba allá la
indumentaria. Vendía en “La Enramada” (feria de artesanías de City Bell). En
esos años todavía el tema del telar no estaba de moda, fue antes del 2000 y era muy difícil venderlo porque
era o un producto caro, por que estabas todo el día tejiendo y por ahí hacías
sólo un pedazo de tela.
Primeros trabajos
Luego de eso encontré trabajo en una fábrica textil, una
tejeduría de punto, específicamente yo diseñaba todos los rayados de los
morley, de los jersey y de toda la temporada. Ese trabajo fue una tortura, me
trataban muy mal, mal de gritar y yo pensaba “Esto es lo que elegí, me tengo
que adaptar”, pero la pasaba muy mal, cobraba mal y en negro. El dueño tenía
una cátedra en la facultad. Duré seis meses y me fui de ahí bastante frustrada
a arremeter nuevamente con el telar.
Participé en la “feria del sol”, era una gran feria de
artesanía que se hacía en Buenos Aires. Había una señora que pagaba un espacio
y tenía muchos artesanos que le dejaban cosas en consignación, en esa feria
puse muchísimas cosas, tejidos que venía haciendo con mucho esfuerzo desde
hacía tiempo, pero como no le fue como a ella pensaba, no me devolvió nada. Después de ese episodio,
me sentí estafada y me anulé con el telar, ésta mujer se había quedado con años
de trabajo mío.
El sueño de la
diseñadora: trabajar en la marca más
grande
Luego de aquél episodio se abre un outlet en la Plata de una
marca multinacional muy grande y conocida, y empecé a trabajar cuatro horas por
día ahí como empleada de comercio. A los seis meses se produjo una vacante en
la planta, pero no quisieron cambiarme porque
para ellos yo era demasiado para el
puesto que estaban buscando. Entonces pensé que ahí no me iba a quedar, me
junté con una amiga y puse un local de ropa de bebés de la marca Sorbo en la
Plata. Justo que terminamos de poner la marca sale otra oportunidad en esa
multinacional en el área de producto.
Igualmente antes del 2001 en esa marca no se diseñaba, ibas
a EEUU en dónde presentaban la colección y cada país elegía producto en base a
su público y sus intereses. Yo trabajaba en selección de líneas.
Viajaba todos los días de la Plata a Buenos Aires donde
quedaba mi trabajo. Llegó un momento en que me agoté y tenía que elegir así que
me abrí de la sociedad del local de La plata y decidí mudarme a Buenos Aires.
Luego del área de producto la marca abrió un área en la que se
hacía producto terminado de uniformes de deportes para colegios privados en
función de movilizar el deporte en los chicos y mostrarles la marca desde
chicos. En ésa área me pusieron a mí junto con otra persona. Mi trabajo era
contactar a colegios privados, hacer el
acuerdo y luego diseñar el uniforme. De repente teníamos once colegios privados
y once colecciones para sacar en tres meses, ya que tenían que empezar el año
con el uniforme listo. La marca decidió dar de baja el proyecto, pero los
colegios que ya habían encargado producto, obviamente había que entregarles el
trabajo y había contrato por tres años!, así que la única que quedó a cargo de
eso fui yo. Seguí tres años con eso y paralelamente me pasaron a ventas. Luego
del 2001 hubo una gran reducción de personal y a mí me pasaron a venta
telefónica, que era el puesto que al principio de la historia no me habían
querido dar diciendo que yo “era demasiado”, de repente ahora me habían bajado de
categoría.
Los desengaños y la
historia de terror
En venta telefónica reorganicé todo y en un año hice lo que
no se había hecho hasta ese momento en ventas. La venta por catálogo en
internet era algo nuevo, era venta para clientes, no para el público en
general. Cuando todo se organizó me pasaron a vendedora exclusiva de los shopp,
junto con un equipo. Debo rescatar que el trabajo en equipo siempre fue
fabuloso y me parece ideal esa forma de trabajar.
Esta marca organiza eventos de esparcimiento en algunas
ocasiones para el personal. En ésta oportunidad había organizado una búsqueda del
tesoro en cuatriciclos por Cariló. En el cuatriciclo yo iba con un director de
otro departamento y tuve un accidente, me fracturé la columna. Quedé postrada en
cama atendida las 24hs, lo único que me preocupaba era que no estaba cumpliendo
con mi trabajo y peleaba con la ART por que la marca no se hizo cargo y ésta
aseguradora trataba a los empleados como un número. No tuve ninguna contención
de ningún tipo y había trabajado siete años con ellos. Tuve que hacer
rehabilitación y aprender a caminar de nuevo. Mientras hacía la rehabilitación
la marca me llamaba y me hacía propuestas de cambios de ciudad, estaban viendo
qué hacer conmigo, y yo les decía todo que sí. Me mandaron a pedir la laptop,
nunca nadie me vino a ver. Ahí me di cuenta de la falta de calidad humana, la
gente en esas empresas es muy competitiva, a muchos les interesa sólo la
carrera.
Cuando volví justo había un viaje a EEUU y no me llevaron.
Ahí me di cuenta que algo estaba pasando, además me dieron una computadora toda
amarillenta del siglo pasado. Y cuando la ART me dio el alta ellos me dijeron
que me tomara unos días más, por suerte una abogada conocida me avisó que si yo
me hubiera tomado esos días ellos hubieran tenido un justificativo para
echarme. Yo no me terminaba de creer que podían ser tan crueles. Me decían que
teníamos reunión y llegaban un minuto antes de mi horario de salida, sabiendo
que yo tenía rehabilitación y me pedían que me quedara. Yo tenía todavía el
cerebro lavado y amaba la marca, no podía creer que estuvieran tramando algo,
pero una mañana llegué, me llamó el director y sin poder mirarme a los ojos me
dijo que me echaba porque yo nunca estaba disponible. Tremenda mentira porque
siempre estaba. Pero había tenido un accidente y ahora no les servía, ya no era
el 100% ahora era un 90%.
Renacimiento
Paradójicamente gracias a ese accidente me fui de la empresa
y comencé a fundar la mía. Al haber tenido el local con la marca de chicos yo
ya sabía cuáles eran las necesidades pro y contras del mercado. Lo primero que
hice fue abrirme la página web, era muy importante el tema de la publicidad con
lo cual desde el primer día empecé a publicar en Para Ti Mamá, y así me
empezaron a contactar, fui a ferias de ventas, me hice socia de la cámara. Fui
tres temporadas a ferias y como no me funcionaba me puse mi propio evento
privado en un hotel, entonces la gente venía a la feria de indumentaria infantil
y después venía a mi feria, y al venir específicamente, no venían a preguntar
si no a comprar. Mi producto es de calidad, de diseño, de excelente confección,
vendo una colección, no sólo una prenda.
Compraba telas e iba acumulando, las que no eran de esa
temporada las guardaba para la próxima. La calidad de la tela es primordial
para mí, trabajamos haciendo muchas combinaciones de estampados textiles, por
suerte cada vez que lanzo una colección los clientes me llaman para
felicitarme.
Tengo muchos clientes en el interior que me compran por internet
y están muy conformes por el producto y por el servicio.
Muchos clientes buscan mi marca para sus locales por que
anteriormente la habían usado con sus chicos y tuve que poner más talles por
que los chicos iban creciendo y los padres me pedían. Lo bueno es que no tengo
quejas sobre la calidad. Yo tengo mucha comunicación con el cliente y atiendo
todos los comentarios, eso ayuda mucho para estar conformes. Somos una marca
que tiene seis años y ya es conocida. Y
hablo en plural porque siento que somos un equipo, almorzamos juntos todos los
días y trabajamos de esa manera.
Yo acá en Capital no tengo locales, vendo por una página de
internet los productos discontinuados, porque yo vendo una curva de ocho talles
y al minorista no le sirve eso. Tampoco dejo en consignación ya que cuando te
devuelven la mercadería ya está muy vapuleada y no sirve más.
La idea es en algún momento abrir mi propio local. Eso por
ahora es muy caro ya que debería ser un local bien ubicado, a la calle y varias
cosas más. Pero es una idea para un futuro.
De verdad que tu historia mne conmovio es tan real y tan parecida a mi caso, tu aparte de ser una gran diseñadora eres una gran escritora, graqcias por compartir a veces una piensa que solo nos pasa a nosotras y nos sentimos tan solas, un abrazo desde México.
ResponderEliminarLeticia Domínguez