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miércoles, 12 de diciembre de 2012

hysteric summer

La línea de colectivos 114 decidió que sus colectivos con aire acondicionado ya se habían pavoneado lo suficiente como heladeritas violetas durante el invierno y hoy, al rayo del sol, decidieron sacarlos de circulación y volver a las carretas de siempre.Asientos calentitos de cuerina, que van tomando temperatura con el rugir del motor, ventanillas que se van cerrando solas con el traqueteo de las calles , camisetas mojadas, cachetes colorados y todos felices.
El cucurucho recubierto en chocolate que compré sin importarme ya la biquini , ni la silueta ni el glamour del verano, cayó al piso tal cual tres chiflados cuando intenté, con él en la mano , encontrar la llave dentro de mi pequeña carterita de moda en la que nunca encuentro nada.Pero lo más grave es que cayó derretido dentro de mi muestrario impecable de telas que acababa de mostrar a una futura clienta.
Nada, la vida es bella y cada verano reafirmo más mi odio al verano.
En el verano la autoestima debe estar bien alta ya que el glamour se derrite con el sol, chancletas y rodete firuleteado y mal hecho, gotas que resbalan por todos lados, camiseta pegoteada y contar hasta diez para no contestar mal en cada situación.
y por once como andamos??...tengo que ir, pero, como ya conté en una ocasión, para ir a once necesito previamente tres días de "espiritualidad Chic", bailando en el balcón con mi buda fucsia fosforescente y mi antigua música de Enya.
Necesito vellón siliconado y un rollo de tela. No tengo auto...¿como me traigo el rollo a mi casa? ¿en colectivo?....voy en búsqueda de repuestas seguramente el viernes estaré preguntando, dando codazos y averiguando precios en once arrastrando mi bolsa de vellón esponjoso.



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